EL PÁNCREAS

Volviendo a la simple complejidad de los órganos y dejando atrás los sistemas de hormonas enrevesadas y todas relacionadas, vamos a centrarnos en el páncreas 💪

Estoy segura de que la gran mayoría de personas conocemos, por lo menos, a otra que padezca diabetes y de que el término "insulina" es sonado, aunque igual no es tan famoso como el ibuprofeno 🙊😝

Lo que es más desconocido es quien es el encargado de la síntesis y secreción de esta hormona tan importante para el metabolismo y, por tanto, para nuestra salud. ¿Lo sabes? El título es una buena pista 👀👆👀. 

Sí, en esta entrada nuestro propósito es abordar las complicaciones o enfermedades relacionadas con el páncreas y para ello, antes que nada, tenemos que saber unos datitos:

En la siguiente imagen podemos ver un dibujo del páncreas con sus partes nombradas. Como nos vamos a centrar en las funciones que tiene este órgano, lo más importante es diferenciar su porción endocrina y su parte exocrina. 

De entre estas dos, vamos a centrarnos en la parte endocrina ya que la función principal del páncreas es regular la homeostasis de la glucosa y ¿Qué secretan los islotes de Langerhans? -mira la figura- ¡insulina y glucagón!. 

La insulina se encarga de la entrada de la glucosa a las células y de promover la formación de glucógeno una vez dentro, por lo que disminuye los niveles de glucosa en sangre. Por el contrario, el glucagón promueve la formación de glucosa por medio de la glucogenólisis, aumentando los niveles de glucosa en sangre. Por tanto, podemos relacionar la insulina con el anabolismo y el glucagón con el catabolismo.

Cuando nos encontramos ante unos niveles anormalmente elevados de glucosa en sangre, la sospecha inicial es que haya un problema relacionado con el páncreas, ya que, como hemos dicho, es el principal responsable de su regulación, aunque también pueden verse estas anomalías en nefropatías.

Si recordáis, en la entrada sobre el riñón ya tocamos el tema de la diabetes mellitus y en él diferenciamos los dos tipos de diabetes más comunes (diabetes mellitus de tipo I y II), aunque también hay casos de diabetes gestacional

Para conocer más en profundidad estas alteraciones vamos a resolver una serie de casos clínicos.

PRIMER CASO CLÍNICO

Llega al hospital una mujer de 71 años con fiebre, poliuria, ganas de vomitar y dolor de tripa. Debido a este cuadro, se le realiza un análisis de sangre y otro de orina, obteniendo los siguientes resultados:


Análisis Bioquímico

Como se puede ver, los niveles de glucosa están disparados, lo que nos indica que estamos ante un caso de hiperglucemia, pues su concentración en la sangre es 4 veces mayor que el límite superior del rango de normalidad. Esta cantidad de glucosa en sangre nos explica la presencia de este azúcar en la orina, pues el riñón es incapaz de filtrar tal cantidad de glucosa, causando glucosuria. Este hecho hace que la orina esté más concentrada y como consecuencia, se produzca diuresis osmótica, es decir, más agua pasa a la orina para reducir su concentración, lo que aumenta la micción y conlleva la poliuria presente en la mujer. 

Por otro lado, se pueden encontrar cuerpos cetónicos en la sangre y en la orina, siendo este hecho anómalo, ya que nos indica que en el organismo de la paciente está habiendo una gran actividad de lipólisis que deriva en cetogénesis, lo que provoca la cetonemia y cetonuria analizadas. Además, la formación de estos cuerpos genera una cetoacidosis diabética, evidenciada por la disminución de pH arterial o dicho de otra forma, por la acidificación de la sangre. Esta anomalía puede derivar en problemas más serios si no es tratada adecuadamente. 

Salvando la situación está el potasio. Sus niveles en la sangre son normales, lo que nos puede indicar que no hay ningún problema relacionado con los canales de potasio y, por consiguiente, que la liberación de insulina por las células beta del páncreas no está alterada. 

Diagnóstico

Teniendo en cuenta lo descrito, ¿Cuál es la sospecha que podemos tener? Si tenemos una hiperglucemia y un ambiente metabólico favoreciendo la lipólisis, entonces estamos hablando de una diabetes mellitus y, concretamente, nos vamos a centrar en la DM de tipo II, debido a que la edad de la mujer nos hace descartar que se trate del tipo I, pues en ese caso debería haber sido diagnosticada a una joven edad; y debido a que los niveles de potasio nos hacen pensar que el problema es que la glucosa es incapaz de entrar en las células, incluso aunque haya insulina que active sus transportadores (GLUT). 

Como el valor de glucemia en plasma es mucho más elevado que 200 mg/dl, tenemos casi la certeza de que la mujer tiene diabetes, pero para confirmar nuestra sospecha sería recomendable volver a sacarle sangre a nuestra paciente en ayunas. Si en los dos análisis el valor de glucosa es mayor que 125 mg/dl, entonces resolveremos cualquier duda. 

Otra prueba útil para confirmar el diagnóstico de DM es la sobrecarga oral de glucosa, que consiste en administrarle 75 g de glucosa oralmente y medir el nivel de glucosa en sangre por medio de extracciones pasados 30,60,90 y 120 minutos tras la dosis. De esta forma, se monitorizan los niveles de glucosa, con los que podemos obtener tres casos clínicos:
  • Primero, en una persona sana se observaría un aumento del nivel de glucosa, seguido de una disminución progresiva hasta llegar a los valores normales, gracias a la liberación de insulina.
  • Si se padece una intolerancia a la glucosa, la regulación de la glucosa es más lenta, por lo su concentración tarda mucho en empezar a bajar y en dos horas no se alcanzan los niveles normales, lo que significa que el páncreas no secreta la insulina necesaria para disminuir el nivel de glucosa en sangre.
  • Si se trata de una persona diabética, el cuál es nuestro caso, los niveles de glucosa apenas se reducen en esas dos horas y se alcanzan valores muy superiores en cualquier momento (mayores o iguales que 200 mg/dl)

Una vez hemos confirmado que nuestra paciente tiene DM, el siguiente paso es confirmar de qué tipo y para ello, la mejor prueba que podría decir, teniendo en cuenta que nuestra sospecha inicial es la del tipo II, es la medida del péptido C, pues este péptido se secreta en proporciones equimolares con la insulina y tiene una vida media más larga que esta hormona. 

En caso de que no tuvieramos un cuadro clínico tan relacionado con la DM de tipo II, optaría por hacer un inmunoanálisis para estudiar la presencia de anticuerpos relacionados con la diabetes, ya que la DM de tipo I es el resultado de un ataque autoinmune hacia las células del páncreas y cerca de un 95% de los pacientes con ella presentan uno o dos de los anticuerpos más comunes contra las células pancreáticas. 

Volviendo al péptido C, su utilidad reside en el hecho de que en la diabetes mellitus de tipo I, como se ha dicho, las células beta están siendo destruidas por el cuerpo y, por consiguiente, se secreta menos insulina de lo normal, mientras que en la tipo II suele producirse un aumento de insulina como consecuencia de la insulino-resistencia presente en los tejidos periféricos, los cuales no son sensibles a la insulina y no permiten que la glucosa entre en ellos. Esto hace que las células secreten más cantidad de esta hormona y, por tanto, se conseguirán niveles anormalmente elevados del péptido C en estos pacientes. 

Otra de las razones por las que es conveniente hacer este análisis es que nos explicaría el dolor de tripa que padece nuestra paciente, ya que al estar el páncreas sometido a secretar más insulina, las células betas tienden a agrandarse y se aumenta el tamaño del páncreas, causando muchas veces una pancreatis crónica

Así, concluimos que el diagnóstico de la mujer es DM de tipo II. 

Tratamiento

El objetivo del tratamiento es mantener a nuestra paciente libre de síntomas y signos relacionados con la hiperglucemia e impedir complicaciones agudas y crónicas, para que pueda gozar de la mejor calidad de vida posible.

Podemos distinguir varios tipos de tratamientos: tratamiento no farmacológico y tratamiento farmacológico

En el primer caso hablamos de tener un estilo de vida saludable, controlando la alimentación de manera que esta cumpla con los requerimientos nutricionales de la persona y provea de un déficit calórico que ayude a la paciente a bajar de peso, en caso de necesitarlo. Los refinados y procesados, así como las grasas saturadas deben reducirse y la ingesta de carbohidratos tiene que ser controlada para mantener los niveles de glucosa sanguínea estables. 

Además, la actividad física es necesaria para mantener o perder peso y para regular los niveles de glucosa en sangre; y es necesario llevar un control del nivel de azúcar en sangre. La frecuencia de este control dependerá de si se le administra insulina al paciente o si no. 

En la segunda categoría del tratamiento podemos encontrar diferentes medicamentos como la metformina, que disminuye la producción de glucosa en el hígado, mejorando la sensibilidad del cuerpo a la insulina. Otros son las sulfonilureas, que ayudan a que el cuerpo produzca más insulina, las glinidas, que estimulan al páncreas para que produzca más insulina, las tiazolidinedionas, que aumentan la sensibilidad de los tejidos a la insulina, los inhibidores de la dipeptidil-peptidasa 4, que disminuyen los niveles de glucosa en sangre, los agonistas del receptor del glucagón tipo 1 (GLP-1), que retardan la digestión y ayudan a perder peso; y, finalmente, los inhibidores del transportador de sodio-glucosa 2, que afectan a las funciones de filtrado de la sangre en los riñones, inhibiendo el retorno de la glucosa al torrente sanguíneo. 

Conclusión

Siendo la DM de tipo 2 la forma más común de esta enfermedad sería conveniente que mayor parte de la población fuera consciente de la importancia de prevenir estos problemas de salud mediante un estilo de vida saludable y unos hábitos que mantengan al cuerpo en movimiento y lejos del sedentarismo de nuestras actividades rutinarias y deberes. 

Solo mediante la prevención la gran mayoría de enfermedades o sus complicaciones podrían reducirse y evitarse y para ello, la educación es la principal herramienta y la implementación de nutricionistas en la sanidad pública podría ser una buena manera de abordar algunos problemas estructurales.  


REFERENCIAS

1. Reyes Sanamé, Félix Andrés, Pérez Álvarez, María Luisa, Alfonso Figueredo, Ernesto, Ramírez Estupiñan, Mirtha, & Jiménez Rizo, Yaritza. (2016). Tratamiento actual de la diabetes mellitus tipo 2. Correo Científico Médico, 20(1), 98-121. Recuperado en 26 de abril de 2021, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1560-43812016000100009&lng=es&tlng=es.
2. Diabetes de tipo 2. Mayor Clinic. https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/type-2-diabetes/diagnosis-treatment/drc-20351199 

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