Dislipidemias y algo más

Tras haber realizado el primer caso, vamos a saltar del ajetreado mundo de urgencias a una consulta rutinaria de un paciente nuestro con diabetes mellitus de tipo 2 😛. 

¡Cómo nos gustan estos casos! Verdad? Pero recuerda que, si bien puede ser útil volver a repasar la información que hemos trabajado previamente relacionada con el páncreas, nuestro enfoque se tiene que centrar en el metabolismo de los lípidos. 

SEGUNDO CASO

Nuestro paciente tiene 67 años y presenta sobrepeso, DM II e hipertensión leve. Le llevamos un tratamiento basado en la dieta y en el uso de metformina, la cual mejora la sensibilidad a la insulina y disminuye la concentración de glucosa en sangre. 

Pensábamos que teníamos todo bajo control, hasta que, tras su revisión de control, nos encontramos con los siguientes datos bioquímicos 😕: 

Colesterol total

265 mg/dl

[<200 mg/dl]

Triglicéridos

173 mg/dl

[10-150 mg/dl]

Colesterol HDL

35 mg/dl

[>50 mg/dl]

Glucosa en ayunas

135 mg/dl

[80-120 mg/dl]

HbAcI

5.5%

[4-6%]

Análisis Bioquímico

Para empezar, se observa que los niveles de colesterol total están por encima del rango de normalidad, mientras que el nivel del cHDL es menor que el rango, lo que significa que el colesterol que ha aumentado es el cLDL. Si lo calculamos este nos da 264.6 mg/dl, el cual es un valor muy alto y supone un indicativo de que nuestro paciente ha desarrollado un problema relacionado con el equilibrio lipídico. 

Además, la concentración de TG también es más elevada de lo que debería, de forma que confirmamos que nuestro paciente tiene hiperlipidemia, la cual puede ser ocasionada por la obesidad que tiene y por una complicación de su DM II. 

Si nos fijamos en los parámetros relacionados con su condición, apreciamos que continúa presentando niveles elevados de glucosa en ayunas, no llegando estos a ser tan elevados como sería si no estuviera en tratamiento, pero lo suficientemente elevados como para que se tengan en consideración. Sin embargo, vemos que los niveles de hemoglobina glicosilada (HbA1c) son inferiores al 6%, lo que nos asegura que hay un buen control de la diabetes, es decir, nos informa de que el paciente ha tomado en los últimos tres meses la medicación y su condición está controlada. 

Diagnóstico

Por lo tanto, teniendo en cuenta que el paciente presenta obesidad, una presión arterial alta, elevada glucosa en sangre en ayunas, tiene niveles altos de triglicéridos y cLDL, mientras carece de los niveles normales de cHDL, podemos deducir de que se trata de un caso de síndrome metabólico o síndrome de resistencia a la insulina.

Este se define como un conjunto de alteraciones clínicas y humorales que afectan simultáneamente al individuo y tienen un relación fisiopatológica, entre las que se encuentran diferentes alteraciones de origen metabólico, como las dislipidemias y la diabetes. 

Este síndrome puede poner al sujeto en riesgo de sufrir cardiopatías tales como el infarto de miocardio, debido a la resistencia a la insulina. Esta significa que las células no responden adecuadamente ante esta hormona, de forma que son incapaces de permitir la entrada de glucosa, lo que genera que se almacene en el plasma y, a la vez, provoca que el cuerpo genere más insulina. 

Sin embargo, esta insulina eleva los niveles de TG, reduce los niveles de cHDL y eleva los de cLDL. Además, bloquea las vías de lipólisis, lo que conlleva más dificultad para eliminar las grasas y explica la obesidad del paciente. Asimismo, los niveles elevados de insulina generan un aumento de la presión arterial, como respuesta a una mayor actividad adrenérgica y nos generan el cuadro clínico de nuestro paciente.

Tratamiento

El tratamiento para este conjunto de trastornos se tiene que abordar de dos formas diferentes:

El primer paso y el más importante es conseguir un peso saludable mediante una dieta equilibrada, rica en proteína y baja en grasas saturadas, que esté acompañada de una actividad física regular. Dicho de otra forma, el paciente tiene que adoptar un estilo de vida sano y activo. Para ello es recomendable que se ponga en contacto con un nutricionista o aportarle algunas bases nutricionales para que sepa qué alimentos evitar (como los ultraprocesados, alimentos con alto contenido en sal y en aditivos...etc) y cómo planificar su alimentación. Además, se puede sugerir que salga a caminar periódicamente o a hacer algún tipo de ejercicio moderado, pero prolongado, que ayude a su cuerpo a perder grasa y a generar músculo. Con esto, se reducirían los niveles de colesterol y se aumentaría la sensibilidad por la insulina, ya que una disminución de grasas, favorece este escenario metabólico. 

En cuanto al tratamiento farmacológico, las diferentes patologías se han de tratar de forma separada. Así, como el paciente está con el tratamiento de la metformina para la DM II, es recomendable que lo mantenga y en todo caso, se complemente con algún otro medicamento como las tiazolidinedionas, que aumentan la sensibilidad de los tejidos a la insulina, los inhibidores de la dipeptidil-peptidasa 4, que disminuyen los niveles de glucosa en sangre, los agonistas del receptor del glucagón tipo 1 (GLP-1), que retardan la digestión y ayudan a perder peso. 

La metformina tiene un efecto directo en la hipertensión del SM pues la disminuye, a la vez que disminuye los niveles anormales de lípidos, debido a mejorar la insulinorresistencia. 

Por otro lado, para tratar específicamente los niveles elevados de TG y cLDL, podéis leer el tratamiento descrito en la anterior entrada, en el que se destacan las estatinas como el tratamiento por excelencia. 

Para la hipertensión, los medicamentos que más se usan son los diuréticos, que ayudan a los riñones a eliminar el sodio y el agua del cuerpo, los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA), los cuales ayudan a relajar los vasos sanguíneos y evitan la formación de ateromas, entre otros

Como se puede comprobar con este caso, hay muchos trastornos metabólicos relacionados entre sí, que pueden deparar en complicaciones graves para las personas, sobre todo en casos de gente con estilos de vidas sedentarios y basados en una alimentación poco equilibrada. Es decir, volvemos a evidenciar la importancia de la prevención. 

REFERENCIAS

  1.  González Sotolongo, Odalys, & Arpa Gámez, Ángel. (2011). Eficacia del metformín en el tratamiento de pacientes con síndrome metabólico y disfunción endotelial. Revista Cubana de Medicina Militar, 40(3-4), 257-268. Recuperado en 30 de abril de 2021, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0138-65572011000300008&lng=es&tlng=es. 


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