EL HÍGADO

Buenas amantes del saber. Después de haber trabajado con las pruebas diagnósticas y saber reconocer  cuándo fiarnos de una o cuán válida es, vamos a empezar a tocar patologías concretas que, por supuesto, tendrán sus propias pruebas y sus propios valores de estudio. 

¿Saltamos al siguiente nivel? 🔥💪🔥

Pensemos en el cuerpo humano como un reloj. La sincronización del engranaje, así como el bienestar de cada pieza son fundamentales para que el puntero nos indique bien la hora. Si alguna de las piezas falla, todo el mecanismo se ve afectado y nuestras agujas no van a marcar la hora del bienestar. Por el contrario, igual se quedan paradas o nos indican que es hora de ir al hospital.

Entre esos engranajes, uno de los más importantes es el hígado. ¿Y por qué? porque está implicado en muchos procesos fisiológicos, tales como el metabolismo, la desintoxicación del cuerpo, la biotransformación de muchas sustancias y la formación de la bilis. 

 

Dentro de este órgano podemos encontrar muchas patologías de diferente origen y con síntomas compartidos. Hay que tener en cuenta que cada patología tiene su propia sintomatología; y cada paciente su propio cuadro clínico, lo cual nos va a ayudar mucho para la identificación de la enfermedad. 

Estas anomalías pueden ser manifestadas físicamente por medio de la hinchazón del hígado, del dolor de la zona o porque tu paciente presenta una coloración amarillenta de la piel y las mucosas (te gustan los ojos amarillos? Oh, pero no hablo del iris 👀)

Cuando no sabemos qué puede ser el origen del malestar de aquella pobre alma, lo que tenemos que hacer es recurrir a una analítica bioquímica. Gracias al estudio de ciertas moléculas, podemos ver si nuestra paciente tiene algún valor que se sale del rango normal. 

Dependiendo de estas desviaciones podemos empezar a suponer qué problema tenemos y nos haremos una idea de qué pruebas podemos hacer para su determinación y qué tratamiento recetaremos. 

Vamos a poner un caso práctico:

Un estudiante de 20 años tiene un cuadro de enfermedad similar a la gripe. Poco apetito, ganas de vomitar y dolor en hipocondrio izquierdo. Al hacer una exploración se aprecia dolor al tocar el hígado. Tras una semana se detecta que el paciente tiene ictericia, orina oscura y heces claras.
 
Valores analíticos:

Suero

 

1er análisis

Tras una semana

 

Bilirrubina (total)

38umol/l

230umol/l

[3-20]

Albúmina

40 g/l

38g/l

[35-50]

AST

450U/l

365U/l

[10-50]

ALT

550U/l

400U/l

[5-40]

FA

70U/l

150U/l

[30-150]

y-GT

60U/l

135U/l

[<60]


Orina

Bilirrubina                       +                          +                                        Negativo
Urobilinógeno                +                          -                                         Positivo

Como antes del análisis nuestro paciente ya presenta una sintomatología que nos hace sospechar que tiene algún problema en el hígado, los análisis se centran en sustancias que nos pueden ayudar a identificar la enfermedad. Principalmente nos debe alarmar el dolor al tocar el hígado, ya que esto se puede deber a la inflamación de este órgano como consecuencia del daño que está sufriendo. 

Anomalías 

Pasada una semana desde la primera analítica se aprecia la alteración de ciertas sustancias: el uribilinógeno, la bilirrubina, el AST, el ALT y el y-GT.  
¿Cómo se sabe esto? En la columna de la derecha del todo de la tabla se presentan el rango de medidas que tienen las personas sanas. Si nuestro resultado es más alto o más bajo que los indicados, entonces se concluye que hay algo afectando a la síntesis o almacenamiento de esa sustancia.  También nos tenemos que fijar en la fosfatasa alcalina (FA), ya que tras una semana ha alcanzado el límite de la normalidad, por lo que no se descarta que este valor aumente con el desarrollo de la patología. 

Vamos a empezar analizando la ausencia de uribilinógeno en la orina. En un estado de salud, esta persona tendría que tener unos niveles de uribilinógeno bajos en la orina, sin embargo no se detecta nada, por lo que esta sería nuestra primera sospecha de que nos encontramos ante un caso de colestasis. Además, la coliuria, es decir, el oscurecimiento de la orina; y la acolia, la decoloración de las heces, suman fuerza a esta hipótesis al ser síntomas de este síndrome hepático. 

Continuando con la bilirrubina total, se aprecia un aumento muy grande de los niveles de esta sustancia sintetizada en el hígado. A esta alteración se le denomina hiperbilirrubinemia y puede estar causada por un aumento de la síntesis, por una disminución de la conjugación- aunque esta opción la descartamos porque en ese caso el paciente presentaría esta anomalía desde bebé- o por una falta de capacidad de eliminación, lo que causa que las heces no tengan su coloración característica. 👈Creo que sabemos qué causa puede ser, no?

Vamos a fijarnos en otro dato importante: la bilirrubina se encuentra en la orina en cantidades que no debería 🔴. Esto es una alarma que confirma que hay un fallo en la eliminación de la bilirrubina, la cual se está excretando por la orina y le da esa coloración. Sacamos como conclusión que estamos ante un problema hepatobiliar. 

La hiperbilirrubinemia también es una manifestación de colestasis, al igual que el aumento en la Gamma glutamil transferasa (y-GT). Sin embargo, vamos a descartar esta hipótesis por el hecho de que los valores de FA entran dentro de la normalidad cuando en este síndrome debe ocurrir un aumento muy alto de esta fosfatasa. 

Los siguientes valores a analizar son la Aspartato Amino Transferasa (AST) y la Alanina Amino Transferasa (ALT). Tanto en el primer análisis como en el segundo se ve que los valores han aumentado 10 veces más que el límite superior de referencia. Si calculamos el ratio AST/ALT nos da, tras una semana, que es ≤1, lo que nos indica que estamos tratando con un problema hepático. 

Posible diagnóstico

De entre todos los problemas que podemos considerar vamos a darle importancia a la hepatitis aguda, porque cumple con todo nuestro cuadro, no solo con los parámetros alterados, sino también con los que se mantienen normales. 

Las sospechas de que puede ser este el diagnóstico correcto empiezan al considerar el aumento de las aminotransferasas. Es característico de esta patología que los niveles de AST sean mayores que 200 U/l; y los de ALT mayores de 300 U/l, lo cual se cumple. Por otro lado, los niveles de bilirrubina aumentan tanto en sangre como en orina, mientras que los niveles de albúmina se mantienen igual. Además, los niveles de FA aumentan, aunque se mantienen dentro de los límites, lo cual también es una de las características de esta hepatitis. 
 
Considerando todo esto, se sostiene nuestra hipótesis y, mediante el ratio AST/ALT, se determina que es una hepatitis aguda vírica, pues este cálculo es menor que 1 y, asimismo, los aumentos de la fosfatasa y el aumento de la y-GT nos indican que la enfermedad puede estar evolucionando en colestasis, lo cual pasa en las hepatitis agudas de este tipo, dificultando el diagnóstico. 

¿Pensabas que habías acabado? Jaja, not even close. Hay que considerar la inflamación que causa el dolor a nuestro paciente. ¿Y cuál puede ser su origen? la infección vírica, la cual causa que las vías biliares se inflamen y se obstruyan, produciendo esta hepatitis aguda. Esta inflamación recibe el nombre de colecistitis aguda acalculosa o alitiásica. 

Confirmación y nuevas pruebas 

Para confirmar nuestro diagnóstico es necesario realizar con urgencia una ecografía vesicular, pues para esta colecistitis el diagnóstico rápido y preciso es esencial, ya que de no ser tratada a tiempo puede agravarse esta condición patológica. También se puede recurrir a otras técnicas como la tomografía computarizada o las exploraciones con ultrasonidos falsos positivos. 

Por otro lado, necesitamos determinar qué virus es el causante de la hepatitis, por lo tanto, recurriremos a una serología. 

Para finalizar, si queremos saber la gravedad de la enfermedad se puede medir el tiempo de protrombina, es decir, el tiempo de generación del coágulo.

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